dimarts, 28 d’abril del 2009

Barack is Black

Barack: black and white


“Yes we can” fue un eslogan muy eficaz. 100 días después del ascenso de Barack Obama al mando de la Casa Blanca, la frase sigue en boca de todo el mundo y hasta se han hecho parodias como la de “Yes We Candemorr”, con Chiquito de la Calzada emulando al Presidente norteamericano; o el “Yes, weekend”, grito entonado cada viernes por aquellos que tiene empleo. Es curioso como la simpleza de un eslogan como “Yes we can” funcionó tan bien, tanto como su precedente más cercano, el ya olvidado “Podemos” de la selección española campeona que ganó la Eurocopa.

Nadie cuestiona la eficacia del eslogan, pero sí su originalidad. En realidad, es solamente una adaptación del dicho popular “Querer es poder”, pero cambiando el infinitivo por la primera persona del plural, el “nosotros” que siempre nos hace sentir partícipes de algo. Es así como los ciudadanos estadounidenses se sintieron responsables del futuro de su país, un futuro que el mismo George Bush Jr. ya avanzó con su célebre frase de “El futuro será mejor mañana”. Él no lo sabía, pero llevaba razón. Los demócratas podrían haber sido astutos y usar la frase de G.W Bush como eslogan. Seguramente, hubiesen sido pioneros en técnicas de propaganda electoral. Que yo sepa, no es muy habitual sacar de contexto las frases de la oposición y usarlas como eslogan.

El pasado martes 21 de abril, Ima Sanchís entrevistaba en La Contra de La Vanguardia a Doudou Diène, ex relator especial de la ONU en materia de racismo, un hombre de piel negra como el betún (con todos mis respetos). Ante su afirmación de que “Estados Unidos ha fracasado en el combate contra el racismo”, Sanchís le pregunta “¿Cómo se explica entonces el triunfo de Obama?” y él responde que “Cada estadounidense ha hecho un trabajo interno analizando mensajes de Luther King y Kennedy”.

Si rescatamos los titulares de todos los diarios del mundo del día después de las elecciones, todos coincidían en destacar el color de piel del presidente victorioso. Se equivocaban, porque Barack Obama no es negro. Es de origen afro-americano, pero no es negro, sino más bien “mulato” o “mestizo” como Marthin Luther King o el ex-jugador brasileño del Real Madrid, Roberto Carlos, quien hace años respondió con inteligencia a los insultos racistas que recibía en el campo con “Yo no soy negro, soy café con leche”. Busquen en wikipedia la palabra “mulato” y sorprendentemente, se les aparecerá una gran foto de Barack Obama. ¿Hubiese ganado las elecciones un candidato de piel negra como el hollín? Quién sabe.

Sea como sea, el eslogan ideal para un hipotético Obama un poco más oscuro de piel, hubiese sido, sin duda “Barack is Black”. En los mítines electorales, la banda sixtie Los Bravos tocarían en directo adaptando su célebre “Black is Black”. De todas formas, si fallasen podrían ser sustituidos por sus coetáneos Los Salvajes, con su célebre versión de la stoniana “Painted Black”: “También mi corazón parece todo negro / el mundo entero también se ha vuelto negro”. Mil veces Los Bravos o Los Salvajes que Black Eyed Peas cantando “Yes we can”. De eso no tengo ninguna duda.

Los Bravos - "Black is Black"


divendres, 24 d’abril del 2009

Sant Jordi Barzelay


Eef Barzelay en su estado no habitual: serio y quieto.

Hay que reinventar Sant Jordi. No como fiesta en sí, ya que es la más bonita de Europa, pero sí como personaje masculino: el escudo y la armadura ya no se llevan y las que aun se creen princesas, mejor que se queden en la corte. No es bueno fijarse modelos a seguir, pero el ejercicio de buscar como debería ser el hombre ideal -el que todos los catalanes querríamos ser y el que todas las catalanas querrían tener a su lado- siempre es divertido. 

Ya descartado Pep Guardiola de antemano, el Sant Jordi actual debería ser un cantante. Aunque no sea catalán, quizás encajaría bien en el papel Eef Barzelay, alma máter de Clem Snide: despreocupado pero elegante, moderno pero clásico y tan payaso como melancólico. Un entusiasta con un gran sentido del humor (y muy poco sentido del ridículo), con canciones que denotan una enorme sensibilidad. Lástima que sea de Nashville –ciudad conocida también como Music City por su tradición country- del Estado de Tennessee. Ya podría ser de Vilanova i la Geltrú, también conocida por su… bueno, sí, eso. 

No es casualidad (o sí) que Clem Snide fueran la banda escogida para cerrar la Diada de Sant Jordi, aunque fuese para minorías en La2 de Apolo, comparado con la muchedumbre de Las Ramblas en un día como este. Empezó el recital tirando una rosa al público y gritando con entusiasmo “Barcelona!” (es importante destacar el pronunciado “Bar-sa-looo-naaa” y la recreación del propio Barzelay con la palabra). No se cansó de repetirla durante la hora y media de concierto, ni tampoco de ir recordando el nombre de su propio grupo: “¡Clem Snide, Clem Snide!”, tanto que parecía el afilador de cuchillos de pueblo o un vendedor de cervezas ambulante de Plaça Catalunya. Sin embargo, las canciones que nos vendieron fueron de un valor incalculable, sobre todo gracias a temas del disco “The ghost of fashion” (2001), aunque también desgranaron piezas de su recién nacido álbum “Hungry Bird”. Fue como un épico viaje en tren parando en estaciones muy distintas, desde el country-folk al noise-rock. De hecho, si los viajes se hacen con actitud, las paradas y el destino pasan a segundo plano. 

Y es que lo de Barzelay y los otros dos miembros de Clem Snide (faltaba uno) es toda una lección de actitud. Entre los tres trazaron una obra de arte muy bonita, que terminó con el público coreando al unísono (a petición de Barzelay) el estribillo del clásico de The Rolling Stones, You can't always get that you want, que por cierto recuerda mucho al verso que cierra “Ice Cube”, también interpretada: “Does anybody ever got what they want”. Eef acabó de enmarcar la obra volviendo al escenario cantando solo, con banda y guitarra en el banquillo; desprendiendo un sentimiento puro que recordaba al genio de Daniel Johnston. "Por fin has venido”, aclamaba un espontáneo, mientras otro se dedicaba a gritar nombres destacados de la política estadounidense como “Hillary Clinton!!” o "Nixon!". Pero lo que más me impactó fue el llanto de un chaval a mi lado cuando sonaba “Your favorite music”. Y es que son nuestras canciones favoritas, y sobre todo sus canciones favoritas, las que más lágrimas derraman y derramarán. 


* Esta crónica no pretende quitarle méritos al telonero Will Johnson, líder de Centro-Matic y South San Gabriel, quien hizo un magnífico y emocionante concierto, pero desgraciadamente quedó eclipsado por Clem Snide. 



                                        

dilluns, 20 d’abril del 2009

Exhibició d'atrocitats



La vida és efímera i volàtil. Sempre pot ser massa tard per descobrir alguna cosa, o segons com es miri, sempre podem arribar just a temps, encara que sigui a l'últim segon. Ahir va morir J.G. Ballard , un dels escriptors més trasncendents de ciència-ficció del Segle XX, relacionat amb el cyberpunk.

Reconec que no he llegit mai cap llibre seu i, per tant, seria poc honest posar-me a parlar d'ell, però justament ahir, mentre ell vivia les seves darreres hores, em vaig interessar per la seva vida i obra. Buscant les influències literàries de Ian Curtis (Joy Division), vaig descobrir que "Atrocity Exhibition" (Exhibició d'Atrocitats) és el títol d'una novel·la de Ballard, escrita l'any 1970, a través de la qual posa de manifest les diferents formes de violència irracional del moment, juntament amb altres perills post-moderns.

El mateix Curtis composava una cançó al cap de deu anys amb el mateix títol, inclosa en la seva darrera obra, el disc "Closer" (1980). Mentre Ballard començava a existir en el meu univers particular, ell s'acomiadava d'aquest món. Ara toca conèixer-lo més gràcies al llegat literari que ha deixat. Heus aquí el poder dels llibres (també el té la música i l'art en general) per eternitzar les persones.


                                                            

dilluns, 13 d’abril del 2009

La nostra època


Festivals Multitudinaris, un símbol de la nostra època?


Dissabte passat va morir Corín Tellado, l'escriptora de novel·la romàntica (o rosa) per excel·lència, la més llegida en castellà de la història després de Cervantes. Mentre ho explicaven per televisió, la meva àvia va comentar que era una escriptora "de la seva època". 

Aparentment, relacionem l'expressió "és de la meva època" amb la nostra joventut o amb un moment gloriós de la nostra vida. Penso que la vida està formada per moltes vides petites, també conegudes com èpoques. Quan pensem en els records, pensem en èpoques passades. I de totes aquestes èpoques passades, ens n'apropiem una. Quins requisits ha de tenir una època per poder-nos-la apropiar?  "La nostra època" no serà mai la dècada en que hem nascut, per exemple, a no ser que parlem de dibuixos animats o de productes culturals consumits pel públic infantil. 

Les èpoques són sentiments col·lectius determinats per icones, moviments socials, productes o manifestacions culturals, modes, tendències o esdeveniments, entre d'altres coses. Estem arribant a finals de la primera dècada del Segle XXI i toca preguntar-se si aquests anys que estem vivint són la nostra època. És aquesta l'època que ens apropiarem i que recordarem tota la vida amb un somriure? 

Hauríem de pensar en els factors culturals i socials que marquen l'època actual (la nostra), a través dels quals serà recordada en la posteritat. És a dir, aquelles imatges que sortiran als llibres d'història quan parlin dels primers anys del tercer mil·leni. De ben segur que molts d'aquests elements són comuns. Per exemple, quins seran els grups de la nostra època, els icones de "la nostra època"? Potser Manel, Mishima, Love of Lesbian... o Wilco, Franz Ferdinand, The Strokes, The Arcade Fire o Antony & The Johnsons, per dir-ne alguns. Encara haurem d'esperar per saber-ho, però l'exercici de pensar en què el moment actual serà algun dia recordat com la nostra època és tan apassionant com nostàlgic. 

Kiko Amat afirmava en un reportatge al Cultura/s sobre el retorn als escenaris del seu grup d'adolescència Los Negativos que "la música que t'agrada als 16 anys és la que t'agradarà tota la vida". Potser a partir dels 16 anys comença una període en què vas tastant i descobrint coses diferents per acabar sabent què és el que realment t'agrada. Hi ha una part de nosaltres que sempre tindrà 16 anys. I ben mirat, és potser als 16 quan comencem a viure la nostra època.

dijous, 2 d’abril del 2009

10 raons per anar a veure Leonard Cohen



Leonard, dance me to the end of love


L'estiu passat vaig presenciar el directe més emotiu de la meva vida: Leonard Cohen feia una actuació (curta però memorable) a Benicàssim. El proper 15 d'agost, el canadenc torna, però ho farà en un marc totalment diferent: els jardins de Cap Roig, a Girona. I el proper 21 de setembre, al Palau Sant Jordi. 10 motius per anar-hi (a tots dos o a algun dels dos):



1. Leonard Cohen és un dels grans de la història de la música i de la poesia.


2. Té gairebé 75 anys i la vida no és eterna. Potser no tornarà a venir.


3. Té gairebé 75 anys i canta com quan en tenia 30.


4. Els jardins de Cap-Roig és un lloc molt més adequat que el FIB de Benicàssim.


5. Farà un repertori llarg perquè presenta un doble disc en directe (a Benicàssim no va tocar ni una hora).


6. Death Cab For Cutie no tocaran a la mateixa hora que ell a un altre escenari (al FIB, sí)


6. Tot i això, el de Benicàssim va ser el millor concert de la meva vida.


7. La seva banda i les seves coristes tenen un nivell altíssim però no l'eclipsen.


8. Cohen té milions de seguidors, però la força dels seus directes no recau en els focs d'artifici ni en els muntatges espectaculars, sinó en el seu savoir faire i encant.


9. Quaranta anys després del seu disc de debut, encara és totalment vigent. No caducarà mai.


10. Viure en directe "Hallellujah" és una experiència mística.




Leonard Cohen a Sant Sebastià, l'any 1988