divendres, 24 d’abril del 2009

Sant Jordi Barzelay


Eef Barzelay en su estado no habitual: serio y quieto.

Hay que reinventar Sant Jordi. No como fiesta en sí, ya que es la más bonita de Europa, pero sí como personaje masculino: el escudo y la armadura ya no se llevan y las que aun se creen princesas, mejor que se queden en la corte. No es bueno fijarse modelos a seguir, pero el ejercicio de buscar como debería ser el hombre ideal -el que todos los catalanes querríamos ser y el que todas las catalanas querrían tener a su lado- siempre es divertido. 

Ya descartado Pep Guardiola de antemano, el Sant Jordi actual debería ser un cantante. Aunque no sea catalán, quizás encajaría bien en el papel Eef Barzelay, alma máter de Clem Snide: despreocupado pero elegante, moderno pero clásico y tan payaso como melancólico. Un entusiasta con un gran sentido del humor (y muy poco sentido del ridículo), con canciones que denotan una enorme sensibilidad. Lástima que sea de Nashville –ciudad conocida también como Music City por su tradición country- del Estado de Tennessee. Ya podría ser de Vilanova i la Geltrú, también conocida por su… bueno, sí, eso. 

No es casualidad (o sí) que Clem Snide fueran la banda escogida para cerrar la Diada de Sant Jordi, aunque fuese para minorías en La2 de Apolo, comparado con la muchedumbre de Las Ramblas en un día como este. Empezó el recital tirando una rosa al público y gritando con entusiasmo “Barcelona!” (es importante destacar el pronunciado “Bar-sa-looo-naaa” y la recreación del propio Barzelay con la palabra). No se cansó de repetirla durante la hora y media de concierto, ni tampoco de ir recordando el nombre de su propio grupo: “¡Clem Snide, Clem Snide!”, tanto que parecía el afilador de cuchillos de pueblo o un vendedor de cervezas ambulante de Plaça Catalunya. Sin embargo, las canciones que nos vendieron fueron de un valor incalculable, sobre todo gracias a temas del disco “The ghost of fashion” (2001), aunque también desgranaron piezas de su recién nacido álbum “Hungry Bird”. Fue como un épico viaje en tren parando en estaciones muy distintas, desde el country-folk al noise-rock. De hecho, si los viajes se hacen con actitud, las paradas y el destino pasan a segundo plano. 

Y es que lo de Barzelay y los otros dos miembros de Clem Snide (faltaba uno) es toda una lección de actitud. Entre los tres trazaron una obra de arte muy bonita, que terminó con el público coreando al unísono (a petición de Barzelay) el estribillo del clásico de The Rolling Stones, You can't always get that you want, que por cierto recuerda mucho al verso que cierra “Ice Cube”, también interpretada: “Does anybody ever got what they want”. Eef acabó de enmarcar la obra volviendo al escenario cantando solo, con banda y guitarra en el banquillo; desprendiendo un sentimiento puro que recordaba al genio de Daniel Johnston. "Por fin has venido”, aclamaba un espontáneo, mientras otro se dedicaba a gritar nombres destacados de la política estadounidense como “Hillary Clinton!!” o "Nixon!". Pero lo que más me impactó fue el llanto de un chaval a mi lado cuando sonaba “Your favorite music”. Y es que son nuestras canciones favoritas, y sobre todo sus canciones favoritas, las que más lágrimas derraman y derramarán. 


* Esta crónica no pretende quitarle méritos al telonero Will Johnson, líder de Centro-Matic y South San Gabriel, quien hizo un magnífico y emocionante concierto, pero desgraciadamente quedó eclipsado por Clem Snide. 



                                        

2 comentaris:

Dua ha dit...

Jo em quedo amb els de Your Favorite Music. Quins temazos!

Dua ha dit...

Aquí està!

Feia temps que el tenia jo, però és cert que tots els links estan expirats, així que per demanda popular l'he tornat a pujar :)

http://rapidshare.com/files/225788363/Clem_Snide_-_Your_favorite_music.rar